Delft, la sonrisa de los nenufares

Delft

El 31 de octubre de 1632, Holanda asiste al nacimiento de uno de sus hijos más ilustres, el genial pintor holandés Johannes Vermeer. Y quien tuvo la tremenda suerte de servir de inspiración para tan fundamental acogida fue la preciosa y pequeña ciudad de Delft, a mitad de camino entre La Haya y Rotterdam, en la provincia de Zuid-Holland.  Es una de las ciudades más antiguas y mejor conservadas de Holanda. Su nombre se debe al primer canal, el Delf, que fue cavado allí en el 1100. Fue fundada en 1246 por el Conde Willem II. Surcada por enormes canales, muy típicos en Holanda, fue la genial muestra de inspiración de nuestro querido pintor Vermeer, apareciendo bella y sugerente en la mayoría de sus cuadros.

Lo que más nos llama la atención de Delft es su maravilloso centro histórico. Agujas puntiagudas sobresalen de sus hermosas casas que, desde la distancia, parecen hechas de caramelo, amplios canales surcan la ciudad, canales por donde discurren unos peces muy especiales, realmente originales: son nenúfares… Un bello colorido que realza la figura histórica y artística de este lugar, junto a una enorme profusión de parques y jardines que embellecen aún mas si cabe el entorno.

Nos adentramos entonces en su centro histórico. Un bello conjunto de edificios de los siglos XVI y XVII nos sale al encuentro en señal de bienvenida. En la Plaza Markt o Plaza del Mercado nos encontramos con el Ayuntamiento de la ciudad, con una monumental fachada de piedra arenisca de estilo renacentista. Cuentan que en 1618 este edificio sufrió un terrible incendio, derrumbándose por completo una de sus torres, la Het Nieuwe Steen. En 1620 se encarga al arquitecto Hendrick de Keyser la reconstrucción del Ayuntamiento, usando la vieja torre y los demás restos, y diseñando un nuevo edificio de estilo simétrico. Aún así, en el siglo XIX, el edificio fue nuevamente modernizado. El Ayuntamiento podemos visitarlo interiormente por grupos.

En esta Plaza debemos admirar la Nieuwe Kerk o Iglesia Nueva, gran basílica gótica iniciada en 1381. En su interior se encuentra la Gran Capilla Real de Holanda, iniciada en 1584 con la muerte de Guillermo de Orange, puesto que el panteón familiar estaba en Breda, en aquel entonces en manos españolas. La torre de la Iglesia es sencillamente espectacular. Con una altura de casi 110 metros y un campanario de 48 campanas, fue realizada en el siglo XVII y tiene la peculiaridad, cada media hora, de emitir una melodía muy bonita.

Ayuntamiento de Delft

En la misma Plaza del Mercado, detrás de una preciosa terraza adornada con una enorme cristalera, nos encontramos con el bello edificio de la Waag o antigua báscula municipal. En la Edad Media, uno de los requisitos fundamentales para poder convertirse en una ciudad, era el de tener una báscula propia para poder pesar todos aquellos productos con los que comerciara el lugar. Así Delft logró convertirse en un importante centro comercial, un enorme mercado abierto a Europa. La báscula de Delft se usó hasta 1960, y luego se convirtió en un teatro. En la actualidad sirve de edificio a unos de los cafés mas visitados de Delft.

Más adelante, en la Plaza Voldergrascht nos hallamos ante el soberbio edificio de piedra del antiguo mercado de carne Vleeshal, un imponente recinto de dos puertas, coronados por dos cabezas de toro. Diseñado por Hendrik Swaef, es uno de los pocos edificios de la ciudad que conservan el estilo holandés.

En nuestro recorrido, al fondo, observamos la colosal torre de la Oude Kerk, o Iglesia Vieja, construida en 1246 en honor a San Hipólito. Es la iglesia más antigua de Delft. Con torre de planta cuadrada, hoy en día sirve de culto para los protestantes. La peculiaridad de esta iglesia es que, si nos fijamos con detenimiento, su torre está ligeramente inclinada hacia el canal que la rodea, debido a la poca firmeza del terreno en el que se asienta. Tiene 75 metros de altura y actualmente presenta una desviación de casi 2 metros de la vertical del edificio. En la aguja de la torre hay una enorme campana del siglo XVI, tan pesada que sólo se utiliza en ocasiones especiales.

Nos encanta precisamente el canal que discurre a través de esta Iglesia. Los canales de la ciudad provienen del río Schie. No son del todo punto navegables, debido a la pequeñez de sus puentes. Aún así, pequeñas barcas en forma de restaurante jalonan su cauce. Pero lo encantador es contemplar la belleza de sus aguas, limpias, y sobre todo, la mezcla de sus peces y los nenúfares, un idílico contraste de color que le da aún más vida a sus canales.

Para finalizar, no podemos olvidarnos del Prinsenhof o Palacio del Príncipe, situado en el antiguo Sint Agathaklooster, monasterio fundado en 1403, dedicado a Santa Ágata, hoy en día museo. En este edificio precisamente el Príncipe condujo a los holandeses a su levantamiento contra los españoles. El museo recuerda los 80 años de guerra entre holandeses y españoles y una maravillosa colección de arte del siglo XVII. O el Artilleriemagazijn, convento claretiano al nordeste de la ciudad, que fue utilizado como gran polvorín en 1637.

Oude Kerk

Visitas a Delft

Para descubrir Delft, desde su oficina de Turismo, nos ofrecen múltiples opciones. Desde un paseo en barco por sus canales, junto a un vuelo sobrevolando la ciudad (saliendo desde el aeropuerto de Rotterdam, el vuelo y el paseo en barco tiene un precio de 75 euros por persona, y dura unas 2 horas). También podemos usar el tren turístico todos los días desde abril hasta octubre desde las 10 de la mañana a un precio de 4 euros. Si queremos recrearnos en la historia, podemos subirnos a una carroza tirada por caballos al más puro estilo medieval holandés, saliendo desde el Ayuntamiento, en la Plaza del Mercado, por solo 3 euros por persona durante 30 minutos.

Yo os recomiendo el paseo en barco por los canales. Un recorrido de 45 minutos con un guía que, en todos los idiomas de los visitantes, nos irá hablando sobre Delft. Podéis tomar una de estas barcas cada hora desde las 11.00 de la mañana hasta las 17.00 h. El precio es de 6 euros, y 3 euros los niños hasta 12 años. En los canales también podéis alquilar bicicletas de agua a 12 euros la hora.

Aún así, la Oficina de Turismo en Delft os puede realizar la visita como mejor queráis. Os ofrecen rutas interesantes, guías turísticos particulares, etc…

Cómo llegar

Múliples formas también para llegar a Delft. En tren podéis hacerlo desde Amsterdam. Hay que tener cuidado, porque algunos de esos trenes nos obligan a hacer transbordo en Den Haag, por tanto, preguntar bien en la estación a qué hora saldría un tren hasta Delft sin transbordo, porque la estación de Den Haag es un pequeño caos… El viaje dura aproximadamente una hora, y tiene un precio de unos 25 euros. Es quizás la mejor forma de llegar.

En autobús es un poco pesado, porque desde Amsterdam el viaje dura unas 3 horas, realizando varios transbordos, a pesar de que el paisaje sea precioso.

Pero si podéis alquilar un coche, desde Amsterdam tomad la carretera A-4 dirección La Haya. Al llegar a la capital, cartel indicador de Rotterdam – Delft en la A – 13, tomando más tarde la salida 8 Delft-Noord.

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Categorias: Holanda, Viajar por Europa



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